Muy poco se conoce sobre la vida de Bartolina Sisa previo a las sublevaciones indígenas de 1781-1782. En base a documentos y diarios de la época, pero especialmente en base a su propia confesión, que fue tomada estando presa el 5 de julio de 1781, se sabe que nació en Caracato, siendo de la Parcialidad de Urinsaya del Ayllu Ocoire (Pueblo de Sapahaqui). Bartolina se declaró vecina de Sicasica, esto significa que su familia era notable económicamente ("poseía un patrimonio respetable") y/o socialmente ("que su familia había estado en ese pueblo desde la fundación del mismo o desde hace mucho tiempo atrás"). Es probable que su "familia haya poseído las dos condiciones". Sin embargo, al ser natural de Caracato se desprende "que pertenecía a una familia de 'indios originarios' o sea que pagaban el tributo, asistían a la mita y cumplían con todas las obligaciones que les imponía la corona" (Soux, 2015:125). Ella se declaró de oficio "lavandera, hiladora de caito [vellones de oveja o auquénidos] y tejedora".
La líder indígena no sabía su edad, estimando los jueces que le tomaron la confesión que tenía "más de 20 años", mientras que el padre Borda calculó que tenía 26 años (Soux, 2015:125). En la actualidad, se ha alcanzado un cierto consenso estableciendo la fecha de nacimiento el 24 de agosto, en coincidencia con la festividad de San Bartolomé Apostol.
La "Virreina", como también fue conocida Bartolina, indicó que antes de la rebelión no convivió permanentemente con Julián Apaza (Tupac Katari), su esposo, debido a los constantes viajes que realizaba él por su trabajo y en los que aprovechó para gestar el levantamiento. Dijo también que tomó conocimiento de que él liderizaba la sublevación cuando la hizo llamar para que la acompañara en El Alto —antes del inicio del primer cerco a La Paz— y para que asumiera el "rango de Virreina que le correspondía como su legítima esposa". De esto puede desprenderse que Julián no solo la conocía bien, sino que "estimaba sus cualidades", y quiso contar con ella como la "más eficaz colaboradora y consejera" (Del Valle, 1981:17).
Esto significa que, más allá de ser la esposa de Julián —el gran líder de la rebelión—, "la fama de Bartolina nació del papel que esta desempeñó junto al caudillo, en los cortos meses que duró el primer asedio [marzo a junio de 1871]. Bastaron esos tres meses y medio para que esta extraordinaria mujer ganara su nombre" (Del Valle, 1981:17).
Muestra de ello es el diario del oidor y auditor de guerra español, Francisco Tadeo Diez de Medina, que a pesar de su odio hacia ella y a la vez por su sorpresa ante sus actuaciones, reconoce que “capitaneaba a nuestra vista a los rebeldes, con salvas de fusiles y adoraciones que le tributaban los amotinados”, que "suplía como principal mandona en los asedios de la ciudad, las faltas y ausencias de su marido” y que auxilió "'en las invasiones' y aún haberlas presenciado con gentes y armas 'especialmente, cuando el que acometía era su marido'". Anotó también que era similar a su esposo en "su barbarie, tiranía y ferocidad”. Otro ejemplo del destacado rol que cumplió Bartolina en la sublevación podemos verlo en los escritos del padre Borda, quien aseguró que ella "quedaba con el mando y el gobierno en las ausencias de su marido 'desempeñándolo en el todo' y en modo tal 'que no hacía falta alguna Katari'" (Del Valle, 1981:18).
El 29 de junio de 1871, traicionada por uno de sus colaboradores, Bartolina cayó prisionera después de que opusiera resistencia a Ignacio Flores en El Alto—que había sido enviado por el Virreinato de la Plata para que terminara con el cerco a La Paz—, tras la derrota de Julián en Calamarca. Todos los intentos de Katari por liberar a su esposa fueron infructuosos y tras fracasar el segundo cerco, traicionado, él también fue apresado y muerto el 14 de noviembre de 1781.
Tras más de un año de reclusión, el 5 de septiembre de 1782, Diez de Medina instauró juicio contra Bartolina Sisa y después de declararla culpable de sublevación contra el Rey, la sentenció a morir. Parte de la sentencia ordenaba que la Virreina sea "conducida a la horca y se ponga pendiente de ella, hasta que naturalmente muera (…) se claven su cabeza y manos en picotas con el rótulo correspondiente, y se fijen para el público escarmiento, en los lugares de Cruz Pata, alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas y, hecho, sucesivamente después de días, se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayoayo y Sapaaqui, de su domicilio y origen, en la provincia de Sicasica, con la orden para que se queme después de tiempo y se arrojen las cenizas al aire donde se estime convenir” [sic] (Del Valle, 1981:33). Bartolina Sisa fue ejecutada, junto a Gregoria Apaza, el 6 de septiembre de 1782 en la plaza mayor de La Paz.
En su honor, se declaró el 5 de septiembre de cada año como el Día Internacional de la Mujer Indígena; y en 1980 se fundó con su nombre la Federación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa.
Bibliografía
Del Valle, M. (1981). Bartolina Sisa y Gregoria Apaza. Dos heroínas indígenas. Colección Juvenil de Biografías Breves. N° 16. La Paz: Ultima Hora. Soux, M. (Coord.). (2015). Bolivia, su historia. Tomo III. Reformas, rebeliones e independencia 1700-1825. La Paz: La Razón.RECURSOS MULTIMEDIA