Nacida en Cinti – Chuquisaca, perteneció a una de las familias más adineradas de Chuquisaca. La nobleza de carácter y su singular belleza la acompañaron desde niña (Urquidi, 1919); y siendo mayor consagró su vida por la independencia, abrazando la causa desde el inicio con total convicción. Se dice que desde 1805 mandaba cartas cosidas en el forro de los vestidos de un sirviente mudo, firmadas con los seudónimos convenidos de “Parra” y “Viña”, esto con el mayor sigilo. Las cartas eran dirigidas a José Benito Alzérreca, en cuya casa iniciaron las primeras conspiraciones (De la Torre, 1977) que estallaron el 25 de mayo de 1809, el primer movimiento revolucionario de América del Sur.
Además de sus tareas de informante, Teresa llegó a vender sus joyas para la compra de armas y pólvora (Portal Sucre, s/f). Por estas acciones fue perseguida con total saña, sus bienes confiscados y desterrada a Lagunillas, junto a otras matronas revolucionarias (Valda, 2017). Se dice que, al dictarse la sentencia de su destierro, recibió esta cruel noticia con total serenidad, no se inmutó y vertió las siguientes palabras: “La aurora de nuestra felicidad acaba de nacer; una nube pasajera la obscurece; para disiparla hemos de menester constancia, y ¿podría haber patriotismo si se renuncia a esta virtud?” (Urquidi, 1919). Fue así que afrontó su destierro, llevando a sus nueve hijos consigo y pasando por caminos desiertos y escarpados, sin manutención y sin abrigo (De la Torre, 1977).
Posteriormente, tras la victoria del ejército del Norte en 1815 regresó a Chuquisaca vestida con traje militar (Urquidi, 1919), fue recibida en medio de aplausos. Sin embargo, después fue capturada nuevamente por los españoles, desterrada y encarcelada en Oruro junto a otros patriotas. Fueron condenados a muerte, disponiéndose que Teresa sea la última víctima. Se dice que fusilaron a sus compañeros uno a uno en la misma celda y al presenciar tan atroz escenario decidieron no fusilarla, pero ella quedó muy afectada tras haber espectado tal hecho. Poco tiempo después, en 1818 falleció, quedando sus hijos a la caridad, recibiendo de favor su educación.
Bibliografía
De la Torre, A. (1977). Mujeres en la Independencia. La Paz: Ultima Hora. Urquidi, J. (1919). Bolivianas Ilustres. Tomo I. La Paz: Libreros Editores. Portal Sucre. (s/f). Teresa Bustos de Lemoine. Valda, J. (28 de mayo de 20017). El rol de las mujeres en la revolución de 1809. Correos del Sur.
RECURSOS MULTIMEDIA
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