“La historia boliviana es un ámbito del conocimiento donde el silencio pesa sobre las mujeres como un oscuro manto. Fundadoras, pensadoras, amantes, luchadoras, artesanas, esclavas, libertarias, educadoras, rebeldes, creadoras… por miles y miles desafían silenciosa, casi invisiblemente por los rincones de una historia que las desconoce, las acalla, las desdibuja o simplemente, no las nombra (…) [Ante este escenario, el objetivo es] descorrer los velos de la historia que han caído sobre nuestra memoria como país (…)”.
Parte de la introducción de la serie denominada “Protagonistas de la Historia” (Cajías y Jiménez, 1997:5), en la que participó la Coordinadora de Historia, un grupo de profesionales consciente de que la historia, también, es “en femenino”.
La Carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés, fundada en 1966, constituye una de las principales cunas de aquel y otros grupos de historiadoras/investigadoras que, desde hace muchos años, entre otras labores, se han dado a la ardua e importante tarea de reconstruir la historiografía desde la perspectiva, visiones y sentires de las mujeres. Aporte que se ha traducido en múltiples investigaciones y publicaciones, mismas que han contribuido grandemente a la elaboración de la presente “Cronología de la participación política de las mujeres en Bolivia”.
Más que extenso, resultaría difícil nombrar a todas las historiadoras y sus obras en este ensayo biográfico colectivo. Sin embargo, entre las más destacadas investigadoras y sus obras orientadas al estudio de las mujeres, podemos mencionar a Ximena Medinaceli, con “Alterando la rutina: mujeres en las ciudades de Bolivia. 1920- 1930”; Rossana Barragán Romano, con “Indios, mujeres y ciudadanos. Legislación y ejercicio de la ciudadanía en Bolivia (siglo XIX)”; María Luisa Soux Muñóz, con “De terratenientes a amas de casa. Mujeres de la élite de La Paz en la primera mitad del siglo XX”, que escribió en colaboración con Barragán; Florencia Durán de Lazo de la Vega, con “Juana Manuela Gorriti. Su palabra y sus silencios”; Ana María Seoane, con “El complejo mundo de la mujer durante la Guerra del Chaco”, escrito en colaboración con Durán de Lazo; y Beatriz Rossells Montalvo, con “Matilde Casazola. Un poco de tierra que adquirió el don milagroso del canto”, “Lola Sierra del Beni”, “Gladys Moreno. La canción enamorada” y “Las mujeres en la historia de Bolivia, imágenes y realidades del siglo XIX”, una antología.
Entre otro grupo destacado podemos nombrar también a Patricia Fernández de Aponte, con “Juana Azurduy de Padilla. La Generala”; Martha Paredes Oviedo, con “María Josefa Saavedra”; Evgenia Bridikhina, con “María Sisa y María Sosa. La vida de dos empleadas domésticas en la ciudad de La Paz (siglo XVII)”, “La mujer negra en Bolivia”, “Las esposas de cristo. Vida religiosa y actividades económicas en los conventos de Charcas del siglo XVIII” y “La mujer en la historia de Bolivia. Imágenes y realidades. Época colonial (Antología)”; Miriam Quiroga Gismondi, con “María Virginia Estenssoro. Escritora, periodista y profesora boliviana”; Magdalena Cajías de la Vega, con “Mujeres en las minas de Bolivia”; y Silvia Arce Ormachea, con “Mujeres en Rebelión. La presencia femenina en las rebeliones de Charcas del siglo XVIII”, escrito en colaboración con Medinacelli y Cajías de la Vega.
Finalmente, pero no menos importante, mencionar a Esther Aillón Soria, con “Mujeres en la independencia”; Ana María Lema Garret, con “Expresiones patriarcales en la participación política de las mujeres en Sucre; María Eugenia del Valle de Siles, con “Bartolina Sisa, Gregoria Apaza. Dos heroínas indígenas”; y un grupo de investigadoras como María del Pilar Mendieta Parada, Lourdes Uchanier Lecoña, Paola Revilla, Pamela Catari, Nilda Llanqui, Bridikhina, Soux y Lema que escribieron “Historias de Mujeres. Mujeres, familias, historias”.
A todas ellas, gracias.