Mujeres y Castaña: Vislumbrando el “Otro” Rostro de la Amazonia Boliviana

Autora: Sofia Elba Mair

Biografía Ganadora - II Concurso Nacional de Ensayos Biográficos "Mujeres en Nuestra Historia"


“La quiebra de las almendras es la explotación de una misma”

(Consuelo Rivero, 2022)

 

“Cómo decirle, toda mi vida es trabajo, todito el día es trabajo” (Quebradora-CEDLA, 2003)

 

“La mujer juega un rol importante en la castaña (…) pero no está a la cabeza, no está donde se toman decisiones”

(Rosa Quette, 2024)

 

La historia boliviana ha invisibilizado con frecuencia la versión, el posicionamiento y sobre todo las perspectivas de los subalternos. La condición social, el poder económico y político, el origen ético y el género han sido algunos criterios para clasificar a estos “otros”. Entre las más excluidas, están las mujeres —campesinas, indígenas y migrantes— del Norte Amazónico del país. De por sí esta región ha sido olvidada y es la última donde los derechos cobran realidad, pero particularmente para una mujer eso significa vivir en el presente una realidad socioeconómica que creemos haber superado.

La vocación económica-productiva de la Amazonía ha sido y es extractivista. Así como lo fue en su momento la quina y la goma, actualmente, el complejo productivo de la castaña mueve el 75% de la economía de la región (Quiroz y Vos, 2017). Sus componentes son la recolección, el beneficiado y la comercialización. Todos ellos dirigidos por varones. Todos ellos sostenidos por un doble trabajo invisibilizado y muy mal remunerado de mujeres (Montero y Poveda, 2003).

En la fase de recolección, hombres y mujeres —zafreros o independientes— se internan entre diciembre a abril en el bosque, —cuya propiedad titular sigue siendo mayoritariamente masculina (Ramírez, 2010), — para recolectar y quebrar los cocos de castaña. En el caso del sector zafrero, el contrato informal lo hace el barraquero con el hombre, pero la realidad es que el trabajo lo hace también la mujer y sus hijos en el 80% de los casos (Quiroz et al., 2017:56). Esto implica la exposición a la falta de servicios básicos, jornadas dobles de trabajo —(recolección y trabajos de cuidado) (Pari, 2020),— y exposición a peligros de accidentes y enfermedades, sin ningún tipo de seguro.

Debido al hacinamiento y las condiciones precarias, muchos episodios de violencia física y sexual ocurren en este periodo (Quette, 2024). En la fase de beneficiado, —de abril a noviembre—, nuevamente en un 80% de los casos (France24, 2018) es la mujer quien, mediante su mano de obra barata, sin perspectivas de escalabilidad ni decisión, posibilita el beneficiado y exportación de 25.107 toneladas de almendra (ABI, 2022). Pocas cuentan con un contrato laboral, el resto lo hace a través de un subcontrato, sin derecho a seguro de salud, AFPs ni otros derechos laborales (Montero y Poveda, 2003; Ormachea 2015).

Hasta 2014, las mujeres trabajaban en la beneficiadora con sus hijos bajo las mesas, expuestos a los riesgos para la salud que esto implica. Con la prohibición y restricciones del trabajo infantil, poco a poco mediante sus sindicatos han exigido la apertura de guarderías para sus niños, hecho que está lejos de ser una realidad para todas. Además, en las beneficiadoras se reproducen patrones patriarcales de dominación: los jefes son hombres, priman las relaciones paternalistas entre el empresario o barraquero y la mujer obrera, y aún existe el castigo ante cualquier forma de protesta. A ello se suma la persistencia del “habilito”, —que condena al endeudamiento y por lo tanto perpetúa la dependencia cíclica— y el trabajo a destajo, entre otras condiciones, muchas de ellas heredadas del tiempo de la barraca.

En la comercialización, la mujer prácticamente no existe: está destinada a permanecer en los eslabones más bajos de la cadena productiva y además tiene el deber del trabajo del cuidado.  A pesar de todas las condiciones adversas, año tras año las mujeres continúan realizando estos trabajos: no hay otras oportunidades para ellas de generar ingresos, no tienen opción (Montero y Poveda, 2003). Actualmente las mujeres están preocupadas por la creciente mecanización del proceso de beneficiado, que amenaza con dejarlas sin fuentes de trabajo, y los efectos del cambio climático sobre la cantidad de árboles de castaña y su productividad, que pone en riesgo el sustento económico de la región (IPDRS, 2017).

Si bien existen instancias de representación del sector castañero (Federación de Fabriles del Beni - 1962, Federación de Zafreros de la Goma y Castaña - 1983 y sindicatos afiliados), no hay una representación propia de la mujer y ésta apenas interviene en las estructuras dirigenciales de las organizaciones vigentes (Quette, 2024). Todas estas condiciones pueden dar a entender que no hay mujeres en la castaña e invisibilizar toda su participación en esta actividad, que no sólo permite sostener económicamente la Amazonía, sino que permite conservar el bosque, el reservorio del aire que todos respiramos.

Esta historia no es de personajes ni organizaciones con nombre, es la realidad de miles de mujeres que año tras año sostienen la vida —en todos los sentidos— y a cambio viven explotación, marginalización y olvido. Y aun así sonríen, trabajan, sueñan, cuestionan, construyen y van tejiendo una voz, un rostro, una representación que algún día pueda incluirse en la historia y hacer justicia por todas las mujeres trabajadoras de la Amazonía.

Bibliografía
Agencia Boliviana de Información (2023, 19 de enero). Bolivia alcanzó récord de $us 189 millones por la exportación de 25107 toneladas de castaña en 2022.

FRANCE24 (2018, 12 de febrero). Las almas amazónicas tras la cosecha de castañas bolivianas.

Instituto Boliviano de Comercio Exterior (2022, 29 de agosto). “Bolivia: Primer exportador de castaña en el mundo”.

Instituto Para el Desarrollo Rural de Sudamérica (2017, 17 de agosto). Mujeres recolectoras de castaña en la Amazonía boliviana, entre obstáculos del cambio climático y las desigualdades sociales.

Montero, L.; Poveda, P. (2003). “Ser Castañera. Cadena Productiva y condiciones laborales de la industria de la Castaña en Riberalta”. CEDLA. La Paz: EDOBOL.

Ormachea, E. (Ed). (2015) “Amazonia Boliviana. De la barraca patronal a la industria Castañera”. La Paz: CEDLA.

Pari, N. (2020). “Contando el tiempo para sostener la vida”. REMTE, La Paz.

Quiroz, C.; Vos, V. (2017). “Castaña, condiciones laborales y medio ambiente. Propuesta de incidencia pública desde el sector zafrero de la castaña de la Amazonía Boliviana”. CIPCA. Santa Cruz: Ingavi.

Ramírez, M. (2010). “Acceso y titularidad de las mujeres a la tierra. Estado de situación actual en Bolivia”. Coordinadora de la Mujer.

Entrevista: Rosa Vitalia Quette Ejuro, Secretaria de Juventudes - Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Pando, ex – trabajadora de beneficiadora, campesina (Septiembre 2024)

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