Decreto de Derechos Civiles y Convención Nacional Constituyente
1936 1938

En la década de 1930 las organizaciones femeninas adquirieron un importante protagonismo; a partir de grupos de intelectuales y sindicatos de mujeres, todas con el estandarte de la reivindicación de los derechos de las mujeres. Entre las más relevantes se puede mencionar al Ateneo Femenino, Comité de Acción Feminista, Legión Femenina, Federación Obrera Femenina, Sindicato de Culinarias y Sirvientas.

Precisamente, en 1934, fue el Comité de Acción Feminista quien "llevó a cabo una campaña para recolectar firmas para poner en vigencia el sufragio femenino, que no tuvo éxito debido a la Guerra del Chaco" (Coordinadora de la Mujer, 2006). Sin embargo, a su vez, fue el mismo conflicto el que promovió una mayor participación de las mujeres, siendo enfermeras, madrinas de guerra, espías, y, no menos importante, se habían convertido en cabezas de familia, servidoras públicas e incluso mineras. Dada la ausencia masculina, las mujeres se convirtieron en motores que hicieron funcionar el país.

Pero ya en la postguerra, algunos sectores de la sociedad pedían el repliegue de las mujeres; sin embargo, ellas no cedieron y continuaron ocupando los espacios que antes tenían vedados. Muestra de aquello fue que en "junio de 1936, la Legión Femenina de Oruro llevó a cabo una encuesta sobre los Derechos Civiles y Políticos de la Mujer que fue enviada a políticos, militares e intelectuales reconocidos, preguntándoles si pensaban que a las mujeres debían otorgárseles los derechos civiles y políticos. (…) Un mes después, la Legión Femenina de Potosí envió una carta en julio de 1936 a la Junta Militar dirigida por el presidente David Toro, solicitando la concesión de los derechos civiles y políticos a las mujeres. El presidente Toro respondió favorablemente a esta carta (…)" (Álvarez, 2021).

El 24 de octubre de 1936, Toro promulgaba el Decreto sobre "Derechos Civiles de la Mujer", un escrito de diez capítulos y 102 artículos donde se reconocía todos los derechos civiles a las mujeres. Dicho documento estuvo "basado casi enteramente en el proyecto de otorgación de derechos civiles a las mujeres realizado por Benjamín H. Gallardo y presentado al Parlamento por el Ateneo Femenino en 1925 (…). Este proyecto fue retomado por el gobierno (…) con ligeras modificaciones" (Álvarez, 2021). A pesar del esfuerzo el decreto no se aplicó, empero se constituye en un importante antecedente en la conquista de los derechos femeninos en Bolivia.

Con la llegada a la presidencia del héroe de guerra German Busch se abriría una vez más el debate acerca de los derechos de las mujeres. En 1938, el presidente convocaría a la Convención Nacional Constituyente, donde se reunieron políticos y, por primera vez, representantes de asociaciones obreras y de otros sectores de la sociedad en igualdad de condiciones. Dicha convención debatió sobre el derecho al voto femenino, existiendo posiciones contrapuestas.

Entre los convencionales que argumentaban a favor se esgrimía que las "mujeres bolivianas merecían el derecho al voto por su importante participación en la guerra, que ya existían muchas mujeres lo suficientemente educadas y capacitadas para participar de la república, que las mujeres permitirían la 'moralización' de la política tan manchada de corrupción y violencia, que era imposible ignorar el hecho de que las naciones 'civilizadas' de Europa y América ya les habían otorgado el derecho al voto".

Al contrario, los opositores convenian "que la mayoría de las mujeres no estaban aún lo suficientemente preparadas para participar en política, que eran muy cercanas a los curas y a la Iglesia Católica y que, por lo tanto, votarían por las fuerzas conservadoras del país, que su lugar principal era el hogar para ocuparse de la familia y de los hijos y que si se las dejaba participar en política, la familia sería víctima de una total destrucción" (Álvarez, 2022).

El debate en torno al temo duró cuatro días, pero más allá de los argumentos en contra o a favor, lo resaltante es que ninguna postura, de hombre o mujer, pudo lograr "atravesar las barreras impuestas por la división del campo público y privado (…) partían de un mismo supuesto: ninguno cuestionaba la naturalización de la diferencia sexual" (Uriona, 2010).

Tras un acalorado debate la votación fue negativa, "55 votos en contra y 35 a favor" (Revollo, 2021). El movimiento femenino del país tuvo que esperar hasta la Convención Nacional de 1944-1945 para conquistar el derecho al voto, eso sí, sólo para las mujeres letradas de la sociedad y únicamente en el ámbito municipal.

Bibliografía
Álvarez, M. (2021). Movimiento feminista y derecho al voto en Bolivia (1920 - 1952). Nuevos Aportes. Tejedoras. Revista sobre democracia y género.

Coordinadora de la Mujer (2006). La participación de las mujeres en la historia de Bolivia.

Revollo, M. (2021). La ciudadanía de prueba. El voto municipal de las mujeres, 1947 y 1949. Tejedoras. Revista sobre democracia y género. Elecciones Subnacionales y Ejercicio de los Derechos de las Mujeres en la Política, (3).

Uriona, P. (2010). En los caminos de la paridad: Mujeres y Ciudadanía en el Proceso Post Constituyente. Coordinadora de la Mujer e IDEA Internacional.

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