"La mujer debe intervenir en las actividades cívicas, debe concurrir con su esfuerzo a dar
mayor solidez a las instituciones patrias: a depurar los procedimientos electorales, a afirmar
la paz social y, de este modo, la paz de las naciones"
Citado en Álvarez, 2022
Los primeros años de la década de 1940 se caracterizaron por el "declive del movimiento feminista", situación muy diferente a la que se vivió en la década anterior, producto de la efervescencia de instituciones, agrupaciones anarquistas y sindicatos femeninos. La Guerra del Chaco (1932-1935) impuso otras agendas políticas. Sin embargo, con el transcurrir de los años, las mujeres comenzaron a movilizarse "a través de otro tipo de organizaciones y, además, se politizaron en esta década como nunca antes lo habían hecho" (Álvarez, 2022).
En esta década el debate sobre el derecho al voto femenino se desarrolló principal e intermitentemente en la prensa, artículos a favor, otros en contra. La periodista Edyth Roca Bascopé fue una de las más acuciosas promotoras, por un lado, "denunciando la indiferencia de la mayoría.
de las mujeres del país ante el tema", y por el otro, "argumentando que las mujeres ya habían demostrado su valía en el mercado laboral y en la Segunda Guerra Mundial, y afirmando que eran incluso más capaces que los hombres para decidir sobre el destino de la Nación. Pidió a las mujeres que intervengan y actúen en el campo político" (Álvarez, 2022).
La Convención Nacional Constituyente de 1944-1945, convocada por Gualberto Villarroel, sería el espacio oportuno para reavivar el debate. Se cuenta que en "1945 se conformó un Comité de Mujeres a partir del Ateneo Femenino, la Federación Boliviana de Empleadas Católicas, la Asociación Indígena Católica y el Centro Político de Mujeres Socialistas. Este comité solicitó al gobierno el reconocimiento de los derechos civiles y políticos, la igualdad de salarios y el acceso libre a la educación superior" (Coordinadora de la Mujer, 2006).
En ese contexto, retomando a Álvarez (2022) "un nuevo proyecto de ley a favor del sufragio femenino fue presentado a la Convención por el diputado del MNR, [Hernán] Siles Suazo". Después de un amplio, pero menos polémico debate —en comparación al suscitado en la convención de 1938—, de los convencionales, "con 43 votos a favor y 30 en contra, lograron la ciudadanía parcial y el voto femenino 'a prueba', para la conformación del poder municipal que exponía a las mujeres al examen de su capacidad política, y dejaba abierta la posibilidad de que fuera revertida si ellas no pasaban esta prueba y si se constataba que no podían adquirir 'virtudes cívicas'" (Revollo, 2021).
Siguiendo con Revollo (2021), se afirma que el voto fua a prueba, porque fue una "ciudadanía condicionada, precisamente en aquel ámbito que parecía más propio y cercano a ellas: el municipio, porque consideraban que en esa institución la presencia inexperta de las mujeres era menos 'dañina' para el conjunto de la nación, y, por el contrario, iniciaban su 'prueba' en un espacio que era una extensión de su rol femenino-doméstico: limpiar, cuidar, ordenar y decorar". Si bien esta medida representaba un importante avance en la conquista de los derechos de las mujeres, en la igualdad formal, sin embargo, "a pesar de haber logrado abrir una brecha en la construcción jurídica, incidiendo en el orden patriarcal, en lo cultural la adquisición de ciudadanía no cuestionó el sistema de género existente, puesto que las mismas mujeres no separaron sus aspiraciones políticas de su rol materno, de administradoras del hogar y de apoyo a sus esposos y familia" (Uriona, 2010).
Para las elecciones municipales de 1947, "los partidos se apresuraron a abrir sus puertas a las mujeres creando el 'sector femenino' en sus estructuras orgánicas. De esta manera, nacieron el Centro Liberal Femenino, la Célula Femenina del Partido Democrático y los sectores femeninos de Acción Social Democrática y del Partido de la Unidad Republicana Socialista (PURS), motivados por una dinámica actividad pública de convocatoria a las mujeres como electoras y como candidatas" (Revollo, 2021).
Las elecciones municipales de 1947 volvían a celebrarse después de quince años de interrupción. Este proceso provocó la inscripción de las mujeres letradas (que sabían leer y escribir) en el registro civil y la extensión de cédulas de identidad. La maternidad, patriotismo y moral superior fueron los temas centrales sobre los que giró el discurso de las mujeres de clase alta en campaña, a los que se sumó la paz política en las elecciones de 1949, por la guerra civil suscitada ese año.
"En las elecciones de 1947, la participación femenina fue relativamente baja –hubo pocas inscritas y pocas electoras–, salvo en Cochabamba, donde el 28% de los inscritos fueron mujeres. De 24 mujeres candidatas en 1947, hubo ocho concejalas electas [7% del total de concejales] y en 1949, nueve concejalas electas [8%] de apenas 13 candidatas. El total de los concejales electos en cada una de esas elecciones ascendía a 108 personas" (Coordinadora de la Mujer, 2006).
Es importante mencionar que en este periodo se adoptaron también otras medidas de relevancia, como que las mujeres puedan realizar trámites sin licencia marital, el reconocimiento de las uniones de hecho y los derechos de los hijos naturales, y el reconocimiento de la igualdad de los cónyuges.
Bibliografía
Álvarez, M. (2021). Movimiento feminista y derecho al voto en Bolivia (1920 - 1952). Nuevos Aportes. Tejedoras. Revista sobre democracia y género. Coordinadora de la Mujer (2006). La participación de las mujeres en la historia de Bolivia. Revollo, M. (2021). La ciudadanía de prueba. El voto municipal de las mujeres, 1947 y 1949. Tejedoras. Revista sobre democracia y género. Elecciones Subnacionales y Ejercicio de los Derechos de las Mujeres en la Política, (3). Uriona, P. (2010). En los caminos de la paridad: Mujeres y Ciudadanía en el Proceso Post Constituyente. Coordinadora de la Mujer e IDEA Internacional.
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